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Esa extraña inquietud que se entierra en el alma
Desetabiliza y desarma aquello que toca
Midas el negro enciende una llama
y con remordimiento quema su alma
Y a los seres que un bosque dejaron en calma
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Las cenizas se reparten a donde va la mirada
Y los fuegos consumen las ramas
Se apodera de todo y solo avanza
Con cada segundo su pecho se inflama
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El viento alimenta el fuego
Y ni la lluvia corroe el negro
Es un reino oscuro iluminado por un ritual
Y ni el cantar ni la maldad lo pueden apagar
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Publicado por Vilet
Soy de Viña del Mar de la quinta región de Chile, del planeta tierra del sistema solar.
Un pequeño cúmlo de información proveniente de quién sabe dónde.
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